Sumisión y compadreo

Normalmente, cuando en un sitio gobierna el mismo partido que en el organismo inmediatamente superior suele haber un trato favorable, y más todavía si el de más arriba también es del mismo partido, es decir, un poco de peloteo. Y así el de arriba le hace favores al de abajo para mantenerse fuerte.

Pues en Sevilla es todo lo contrario, tenemos PSOE hasta en la sopa, pero nadie nos da nada. Los presupuestos del estado se ríen de Sevilla año a año, aportando ridículas partidas para los grandes proyectos (léase SE-40, metro, palacio de congresos, red de Cercanías y podemos seguir poniendo etcéteras).

Y si hablamos de la Junta es que es de cachondeo, no solo bajan las inversiones año a año, sino que encima dan para Sevilla inversiones que no le pertenecen, como por ejemplo la remodelación de la casita del señor Chaves en el Palacio de San Telmo, si es una institución autonómica ¿no debería esta remodelación tener concepto de gastos institucionales en vez de inversiones en Sevilla? Pues no, inversiones para Sevilla. Pero sin embargo no aporta nada o poco para los otros grandes proyectos de los que también es competencia la Junta, tales como el susodicho Metro y el palacio de congresos, la nueva Ciudad de la Justicia (mientras se construye la de Málaga),  la red de trasportes metropolitanos y la mejora del embudo que supone actualmente las escasas vías de comunicación existentes…pero si aporta dinero para el tranvía del centro (al que llaman metrocentro creyendo que han descubierto algo nuevo) para que el señor Monteseirin se pasee cuando se jubile.

Y a todo esto tenemos un alcalde poco reivindicativo, obediente y sumiso que se conforma con cualquier cosa, a todo dice que si. A todo  le encuentra la parte positiva, y por muy pequeña que sea todo es bueno para Sevilla. Lo mejor que podía pasarle a Sevilla es que el alcornoque que tenemos como alcalde desapareciera por fin de la escena política sevillana.